sábado, 12 de octubre de 2013

Azorín en el aula (¿?). Algunas reflexiones sobre la lectura en la escuela

El artículo pone de manifiesto algunas reflexiones sobre la existencia de una “Literatura infantil y juvenil”, sobre las dificultades que tienen los jóvenes para leer y sobre la adecuación o no de un texto azoriano para trabajar en el aula de primaria.
Cabe cuestionarse si es posible separar de la Literatura una “Literatura infantil y juvenil”, la cual abarcaría determinados textos que se amoldarían a un perfil de lector, con una determinada edad y unas habilidades lectoras específicas, entre otras características. Es evidente que resulta difícil establecer una frontera que permita calificar como infantil y juvenil a una parte de la Literatura; más acertada es la selección de aquellos textos de la producción literaria general que mejor se aproximen a las preferencias de los lectores más jóvenes.
La lectura no consiste solo en descifrar signos gráficos; leer es una actividad mucho más compleja, en la que se ponen en funcionamiento otros elementos (léxicos, gramaticales, cognitivos, etc.). Durante el proceso de aprendizaje y asentamiento de estas habilidades, el lector debe obtener un equilibrio entre el esfuerzo de leer y la rentabilidad, que garantizará una mejor disposición a la práctica de la lectura.
Resulta evidente que a leer se aprende leyendo, por tanto, las propuestas lectoras de los alumnos deben significar una mayor progresión de su competencia lectora. Ello contribuye a que aprendan a leer distintos tipos de mensajes y a que no rechacen textos como consecuencia de una insuficiente destreza para acceder a ellos. Si la habilidad lectora está en función del propio ejercicio de la lectura, también estará relacionada con los modelos textuales de la actividad.
La selección de un texto, por ejemplo de Azorín, como recurso didáctico en el aula de primaria, debe estar siempre en relación con los objetivos que se pretendan conseguir. No se trata de que cualquier texto puede ser adecuado o inadecuado, sino que depende de los objetivos planteados.

Otro aspecto a tener en cuenta es el tipo de lectura, diferenciando entre la lectura lúdica, de carácter individual y cuyo objetivo básico es el propio proceso de lectura; y la lectura didáctica, que se realiza en el aula con la guía del docente, requiere la reflexión del lector y abarca determinados objetivos. Para concluir, cualquier texto puede servir como instrumento para la realización de una lectura didáctica, siempre que responda a los objetivos marcados previamente, mientras que los textos más adecuados para una lectura lúdica se acomodan mejor a la competencia lectora del lector.

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